El turismo gastronómico es un sector imparable. Prueba de ello son la cantidad de rutas y actividades relacionadas con la gastronomía que piden los turistas que vienen a España. Ofrecer una cocina seleccionada, autóctona y de calidad es lo que demandan los turistas, pero además quieren participar en su elaboración y saber más cosas del producto.
Restaurante La Dentelliere, en Barcelona, y en el gótico barcelonés, anima a los extranjeros a vivir estas experiencias con un producto local y de proximidad. Sólo así sabrán cómo se trata el producto que es recogido de los principales proveedores para ser llevado directamente a la mesa. Lo mejor es ofrecer un menú variado, en el que el turista gastronómico experimente nuevas sensaciones, pero siempre dentro de un producto km0 muy saludable.
Actualmente, está tenido una aceptación importante el poder ir a una bodega de la zona y ver cómo se elabora el vino ecológico. Y además poder saber de dónde procede cada producto es toda una gozada que nos hará valorar lo que realmente estamos comiendo. Por ejemplo, ponemos especial atención a la ternera de Girona, un producto local y de calidad, además de los huevos de la localidad de Calaf, conocida por ello, mientras que para la realización de la paella de arroz, algo que entusiasma a los que vienen, siempre se utiliza arroz bomba del Delta del Ebro. Y es que teniendo estos productos de calidad, ¿Por qué ofrecer un producto que no tiene el sabor adecuado y además cobrarlo como si realmente fuera exclusivo?
Los turistas lo saben y vienen convencidos por un turismo gastronómico que les haga sentirse diferentes, con nuevos sabores en el paladar. Y a veces lo cotidiano es realmente lo que está más bueno y bien valorado.
Y no solo eso. Este tipo de turismo se fija en ser partícipes de la cocina y del proceso de elaboración. Es decir, se va hacia el huerto para tocar los productos, cogerlos del árbol, admirar la naturaleza y la manera de cocinarlo, pudiendo el turista también colaborar, ayudar o participar en talleres para ello.