Comprarnos un piso, por desgracia, empieza a convertirse en un lujo; y si lo pensamos a fondo, nos damos cuenta de que es todavía peor el hecho de que hayamos normalizado esa concepción de lujo, así como el hecho de malvivir en alquileres de precios desorbitados causados por una especulación que sigue sin estar regulada por el estado. Las personas que desean solicitar una hipoteca, normalmente parejas jóvenes o familias con niños a su cargo, se dan cuenta enseguida, en el presente de los trabajos precarios, de que es muy difícil conseguirlo sin un trabajo estable y un sueldo realmente digno. Otra cuestión que empieza a ser casi un mito.
En estas circunstancias, la necesidad de ser un poco más creativo y más paciente, sobre todo para afrontar largos y complicados períodos de tiempo, se vuelve imprescindible, y esto es algo que podemos ver en los servicios de rehabilitaciones de edificios. Puede que comprarnos un piso reformado y amueblado al cien por cien sea una utopía para muchas personas, pero la opción de adquirir una vivienda que necesite esas reformas, asumiendo y aceptando la realización de dichas reformas a largo plazo, es una posibilidad real.
De ese modo, tendremos nuestra casa antes de lo esperado, pero además podemos empezar a ahorrar para plantearnos unas rehabilitaciones de fachadas en un futuro, destinadas a realizar nuestra distribución interna ideal. No es esta, además, la única opción que tenemos en este sentido. Puede que en un piso relativamente pequeño o de tamaño moderado esta alternativa no sea especialmente necesaria, sobre todo si no vivimos en el más alto, pero en el caso de las casas terreras, por ejemplo, las rehabilitaciones de cubiertas, o de techos y tejados, tarde o temprano acaban siendo necesarias. No solo para reformar esos techos a nuestro gusto, sino para reparar desperfectos.
El escenario ideal es aquel en el que las personas tenemos el derecho adquirir una vivienda digna, acorde a nuestras necesidades y plenamente reformada, sin que ello suponga invertir sangre, sudor y lágrimas. Mientras tanto, sin embargo, rehabilitar nuestra vivienda es una opción digna que deberíamos considerar.