Si poseemos un cuadro depresivo, un cuadro de ansiedad, un complicado síndrome de abstinencia, fobia, adicción, mal hábito, problemas de pareja y demás problemas, es probable que lo ideal para ti sea una visita al psicólogo, el cual se encargará de evaluar el estado psicológico de tu mente y así determinar qué terapia, tratamiento o método será el más efectivo para que no solo superes la patología que actualmente te aqueja, sino que, puedas crear un fundamento propio del porqué y cómo se causó ello, y a su vez, el cómo puede restablecerse sanamente.
En el día, te daremos un ligero repaso virtual acerca de cómo funciona una terapia psicológica en los centros de psicología.
Evaluación
Antes de determinar cualquier tipo de procedimiento, el psicólogo debe poseer una valoración nutrida del paciente, para lo cual éste intentará desarrollar una entrevista o sesión en la que el paciente no solo develará información acerca de sus emociones y sentimientos, sino además, podrá mostrar de forma natural sus conflictos internos, los cuales deberá captar el profesional de la salud a través de una observación minucioso de gestos, miradas, tonalidades de la voz y demás comunicación no verbal.
Terapia
Cuando se determina un diagnóstico mediante las sesiones y estudios del paciente, será momento de determinar una terapia. Las terapias utilizadas actualmente se basan especialmente en resultados comprobados científicamente, por lo que son 100% eficientes, solo que la tardanza puede ser relativa debido a la particularidad del problema en cada paciente.
La terapia se asigna y se establecerán diversas citas a lo largo de la semana o el mes, con el fin de ir viendo la evolución del paciente en su vida diaria posterior a cada jornada terapéutica. Es un proceso que puede llevar su tiempo, pues así como nos lleva tiempo adquirir un mal hábito o una enfermedad por malas costumbres, nos llevará un buen período eliminar una conducta, una respuesta hacia determinado estímulo y demás síntomas por ejemplo.
Los centros de psicología te darán de alta el día en el que ya te encuentres en pleno estado mental, en el que ya haya habido una evolución y madurez notable en tu cuadro de personalidad, en ese preciso instante en que ya no eres prisionero de esa pequeña cárcel que nuestra misma mente creó a través de vivencias, traumas, estímulos y concepciones que quizás nunca escogió tener.