El reciclaje de chatarra es uno de los métodos más importantes con el que se logra reducir la emisión de gases a la atmósfera y la energía necesaria para la extracción, además de conservar la materia prima reutilizando la usada. Si bien es cierto que es esencial realizar una correcta gestión de residuos para que los resultados sean óptimos.
El aumento del consumo por parte de la sociedad conlleva una serie de riesgos para el medioambiente si no se toman las medidas necesarias para su conservación. Residuos como latas de bebidas, conservas, aparatos eléctricos y electrónicos, etc. produce una enorme cantidad de basura metálica que debe ser gestionada en puntos autorizados como Recemsa.
La gestión de residuos es el proceso completo que sufre la chatarra, desde su recogida hasta la entrega de los resultados, una vez han sido tratados y reciclados. Gracias a esta actuación, se logra recuperar metales, ya sean ferrosos o no ferrosos. Para la clasificación y separación del material es necesario conocer su origen y composición, además de estudiar el estado en el que se recibe para proceder al tratamiento más adecuado. El fin es conseguir el mayor grado de pureza para que las propiedades se mantengan tras el reciclaje.
La concienciación de la sociedad en este tema es clave para seguir reduciendo la extracción de materia prima y aumentar los múltiples beneficios conseguidos mediante la reutilización de la chatarra. También la Industria juega un papel fundamental en el proceso, ya que pueden cambiarse hábitos de producción mediante la tecnología y optar por elementos reciclados en lugar de la materia de origen.
En cuanto al comercio, existen diferentes programas de reciclado para que el consumidor pueda disponer de un punto donde llevar sus aparatos eléctricos y electrónicos, entre otros productos metálicos, para ser posteriormente entregados a empresas dedicadas a la gestión de residuos. Esta es una buena estrategia que debería de fomentarse para facilitar el proceso de reciclaje desde su origen.
