Aunque en los tiempos que corren, parece ser que los relojes han quedado relegados a un segundo plano. Y esto es una realidad porque si observamos, la mayoría de las personas ya no lleva reloj, sobretodo, los más jóvenes, el móvil es el artefacto que acapara toda nuestra atención por el simple hecho de que una cosa tan pequeña, es cámara de fotos, agenda, teléfono, la nueva forma de hablar con nuestros amigos y familiares... Entonces ¿para qué necesitamos un reloj, una cámara de fotos, una buena y relajada conversación con nuestro seres queridos en un café?
Es fácil recordar la ilusión que nos hacía de niños tener un reloj, era uno de los regalos que se solían hacer el día de tu primera comunión, ahora no, ahora se regala un móvil.
Sin embargo, por suerte, todavía quedan muchos amantes de los relojes, aquellos que quieren saber qué hora es mirando las saetas de un reloj. La forma en que un reloj nos muestra las horas, no tiene nada que ver con la de los móviles. Tienen algo especial y es que, señoras y señores, es su función, su única función, ni más ni menos. Números que desfilan alrededor de una esfera y dónde las manecillas se fijan con extraordinaria exactitud para marcar la hora, los minutos y los segundos.
Buena prueba de que todavía quedan amantes de los relojes que no renuncian a esta pequeña máquina de medir el tiempo, es el gran éxito de las tiendas online de relojes de segunda mano, un escaparate abierto a un gran público, dónde se exhiben relojes Rolex, relojes Breguet, relojes Cartier... a un muy buen precio. Algunos pensarán que no quieren un modelo antiguo y usado, pero, además de que no todos son antiguos, no me dirán que los relojes vintage no tienen un algo especial que los hace únicos. Son modelos que difícilmente encontraremos en una joyería y eso es lo que los convierte en especiales. Y, si además de esto, su precio los hace más asequibles para una más amplia clientela, mejor que mejor.
Los comercios que se anuncian en internet, ver aquí, con el lema: Compro reloj Rolex, compro reloj Patek Philippe etc. nos permiten acceder al lujo, sin tener que endeudarnos. Y sí, lo mismo se compra que se vende. Podemos vender un reloj Rolex en estos comercios y sacar un provecho al dinero que nos den por él, al igual que comprar el reloj soñado, por menos de su coste real. Y, realmente, su coste es más bajo, pero su valor no disminuye lo más mínimo.