Cuando de salud se trata, generalmente no ponemos mucha atención en cosas como una tos fastidiosa o un par de berrugas en la piel. Sin embargo, algunas veces esos pequeños cambios y síntomas pueden ser una alarma real de algo mucho más grande. No se trata de que nos volvamos paranoicos pero si de no descuidar esos mensajes que nuestro cuerpo nos envía y que pueden estar relacionados con patologías más serias. He aquí tres síntomas que es mejor no pasar por alto.
1. Cambios en nuestra rutina de baño
Es normal que nuestro proceso de defecación cambie por diversos factores. Sin embargo, si de repente la frecuencia de nuestras visitas al baño y las características de nuestras heces cambian, es mejor que le pogamos atención a este síntoma. Es más, si dichos cambios vienen acompañados por cosas como sangrado, es mejor dirigirse a un especialista. Si bien el sangrado es uno de los síntomas clásicos de las hemorroides, sangrar nunca es normal y puede ser el preámbulo de un cáncer de colon. Por esta razón, es importante que siempre tengas bajo control tu propia rutina de baño.
2. Tos y ardor en la garganta persistente
La tos es algo normal en nuestro organismo. Sin embargo, cando esta se vuelve persistente o cuando sentimos una molestia en la garganta que no se va, es mejor que no lo pasemos por alto. Si fumas, es fundamental que visites a un especialista ya que una tos persistente podría ser la primera indicación de un cáncer de pulmón.
3. Cambios pequeños en la piel
Generalmente tendemos a pensar que los cambios en un lunar o una nueva berruga en nuestra piel se deben a un proceso natural de envejecimiento. Sin embargo, y considerando que el cáncer de piel es uno de los más difíciles de detectar, es mejor no pasar por alto estos pequeños cambios en la piel. Recuerda que poner atención en ese minúsculo punto de tu cuerpo puede hacer una gran diferencia en términos de prevención.
Como puedes ver, algunos de estos pequeños síntomas pueden ser indicaciones importantes con respecto a enfermedades graves. No se trata de ser paranoicos sino más bien de asumir nuestra salud con una óptica de prevención. ¡Cuando tu cuerpo habla, hay que escucharlo!
