La restauración, según las normas de las buenas artes y oficios consiste en: “la puesta en valor de objetos y elementos históricos que merezcan la pena ser restaurados dado el peso de su legado”. Así lo entiende la empresa Gorza, que colaboró junto a otros especialistas en la restauración de arte sacro en la Basílica de Luján. Allí se restauraron y repararon bronces, maderas, vitraux, mármoles y mampostería. El objetivo inicial era la recuperación del esplendor de antaño para los feligreses y turistas. “
En lo pertinente a su labor como restauradores, una fuente de Gorza informó que: “este proceso no es excluyente para monumentos y edificios históricos sino también puede encararse para renovar construcciones de alto transito como por ejemplo hoteles, restaurantes, reparticiones públicas y centros comerciales”. En la tradición de la Escuela de Florencia, el cuidado de la perfección y el detalle son las metas a lograr.
Como corolario, el responsable enfatizó que el trabajo se pudo llevar a cabo porque: “hace veinte años que Gorza viene encarando la labor de la restauración en materiales tan diversos como: bronce, plata, mármol, maderas, cueros, hierros, vidrios, aberturas, campanarios y mamposterías”.
