¿Existe electricidad en el corazón?
Pues sí, no tanto como para encender una lámpara pero sí la suficiente para mantenernos con vida.
Cada palpitación nace de un impulso eléctrico que debe mantener su frecuencia estable, y esto es precisamente lo que mide un electrocardiografo.
Este gran dispositivo médico ha sufrido una gran transformación en los últimos tiempos, el avance tecnológico en el mundo de la electrónica ha permitido superar todas las expectativas de Willem Einthoven, Nobel que en 1924 le fué otorgado por inventar este sistema de análisis cardiológico a través del Triángulo que lleva su nombre, aunque en estos tiempo contaba únicamente con un rudimentario galvanómetro.
No fué hasta 1928 cuando la medicina pudo disponer al fin de su primer electrocardiografo portatil, un adjetivo algo sobrevalorado para un aparatode 25 kg que dependía para su funcionamiento de una batería de automóvil de 6 V.
No sería hasta 21 años más tarde cuando hizo su aparición el monitor holter en forma de mochila y con un peso de 37 kg para el usuario.
Hoy en día, verdaderas maravillas y avances de la técnica están a disposición de médicos y pacientes para testar el ritmo cardíaco.
Disponemos de electrocardiografos digitales de 12 canales que operan como interface para ordenadores portatiles o PC, con los cuales realizar electrocardiogramas y pruebas de esfuerzo; electrocardiografos portatiles multicanal con los que se pueden realizar exámenes de 3, 6 y hasta 12 derivaciones.
Las enfermedades cardiovasculares han pasado a ser la principal causa de muerte en todo el mundo, datos de la OMS que atestiguan una mortalidad que supera el 30% de todas las defunciones registradas, una evidencia que ha contribuido a buscar una mejora en los métodos para buscar su origen.
De ahí la gran oferta de electrocardiografos portatiles que disponemos hoy en día: el electrocardiograma se ha convertido en la forma más rápida y segura de monitorear la frecuencia cardíaca.
El avance en el sector de la electrónica y la aparición de los sistemas digitales permiten acceder allí donde nos encontremos, con absoluta fiabilidad, a la actividad de su corazón.
Electrocardiografos portatiles nos ofrecen ahora mediciones de hasta 12 derivaciones simultáneas, corrección automática de línea de base e interferencias, autocalibrado y detección de electrodos sueltos. Todo esto regulado en un software de interpretación con base de datos personalizada que monitoriza las derivaciones en pantalla con cálculo de la frecuencia cardíaca. Además de la posibilidad de revisar resultados, cambiarlos según criterio personalizado o mandarlos de inmediato por correo electrónicos.
Gracias a todos estos avances podemos disponer de una detección precoz de los problemas cardíacos.