Estreno en Filmin de RUIDOde José Ramón da Cruz

A partir de la señal en directo de varias webcams dispersas por todo el mundo nos precipitamos a través de dos siglos en un viaje espectral y asombroso alrededor del espacio y el tiempo de la “mirada” que nos propone la tecnología audiovisual, pero sobre todo de sus errores y fantasmas.

AUTOR QUE HABLA EN TERCERA PERSONA O AUTOR QUE HABLA DE AUTOR
En pleno confinamiento por la pandemia (en realidad desde antes) el autor estuvo inmerso en una serie de viajes virtuales a través de un recorrido con cámaras weblive, transitando miles de kilómetros desde la pantalla de un ordenador y encerrado en lo alto de una montaña en el centro de la ciudad: un ático. Cuando la pandemia confinó al mundo el autor siguió viajando, pero ahora también a través del tiempo, como una necesaria inmersión en el misterio -magnético y espectral- de los acontecimientos que heredaban esas imágenes que te hacían ver lo que ocurría en el mismo instante en el polo norte o en un oasis del Sahara, o en una solitaria Times Square. Porque la pregunta trasladaba directamente al principio del misterio: cuando la realidad fue accesible, cuando los contornos de las cosas se hicieron reales a ojos y oídos, ciertos, y no interpretados por la pintura o la literatura, es decir cuando quedó plasmada la primera fotografía. Y después: registrado el primer sonido; y más tarde: la primera imagen en movimiento… La interpretación audiovisual de las cosas, de la realidad, había cambiado para siempre, y todo eso no tenía ni dos siglos de vida, un parpadeo en la historia del hombre. Pero también encontró con que las dificultades de la tecnología que había hecho y hacía posible todo aquello era y había sido torpe, sucia, y que sin querer había creado otros universos a partir y en paralelo a esa realidad re-torcida. Entonces el autor recordó que su primera intención había sido la de hablar de los personajes que están en los fondos de las fotografías, fuera del objeto principal y sin quererlo nadie en el objetivo. Esos fantasmas se habían quedado atrapados en el ámbar de la historia de lo contemplativo. Entonces este autor creyó que todo cuadraba, porque todo era ruido y el ruido lo explicaba como una sinfonía rara, pero más real.