John Kennedy Toole «La conjura de los necios»

John Kennedy Toole «La conjura de los necios»

John Kennedy Toole «La conjura de los necios»

Actualidad

«Cuando un verdadero genio aparece en el mundo, lo reconoceréis por este signo:
todos los necios se conjuran contra él.» (Jonathan Swift).

John Kennedy Toole nació en Nueva Orleans en 1937 y murió en 1969. La publicación póstuma de La conjura de los necios le consagró como uno de los mejores novelistas norteamericanos de todos los tiempos. La editorial Anagrama también ha publicado su primera novela, La Biblia de neón.

Para su colosal personaje (Ignatius J. Reilly) el creador estadounidense levantó a palabras «La Conjura de los Necios», un novelón tan trágico como divertido que nadie le quiso publicar en vida. Tras el suicidio de Toole, incapaz de soportar la inviabilidad de su novela, su criatura literaria no solo vio la luz en 1980, sino que apenas un año después fue galardonado con el Premio Pulitzer de literatura. Y menos mal, porque seguro que desde aquel día en que un editor dejó suelto por la realidad a Ignatius Reilly el mundo es un lugar mejor, queridos. O, al menos, no es tan malo como antes de que este gigantón grosero, delirante y genial lo habitara para levantar unas cuantas ampollas en la cuadriculada y castradora mezquindad de muchos.

Fragmentos. «…Soy capaz de tantas cosas y no se dan cuenta. O no quieren darse cuenta. O hacen todo lo posible por no darse cuenta. Necedades. Dicen que la vida se puede recorrer por dos caminos: el bueno y el malo. Yo no creo eso. Yo más bien creo que son tres: el bueno, el malo y el que te dejan recorrer.

El bueno lo he intentado andar y no me ha ido bien. Juro que ha sido así. De pequeño hice todo lo que consideré correcto y lo que está bendita New Orleáns, con sus acordes de ébano y sus insoportables chaquetas a rayas me inducía a hacer. Estudié profundamente y traté de trasladar mis conocimientos con pasión. Los estudiantes saben eso. También escribí encerrado en un pequeño mundo cuarto juntando frases, frustrándome ante las huidizas buenas palabras y las no menos resbaladizas imágenes, comparaciones, situaciones, personajes, diálogos.



Asumí estar en ese camino porque es ese el modo como se consiguen los sueños.

Al menos eso creía hasta un día, cuando tenía todo acabado y faltaba la confirmación de que había decidido bien, no hubo recompensa. No hubo zanahoria, Ahí me di cuenta de que ya estaba caminando, lejos de mi voluntad, por la otra senda. Esa que no es la buena ni la mala. Porque está claro que la buena es buena porque es una opción propia. La mala es mala porque también es tu opción.

Pero la otra no es algo que hayas escogido, por lo cual no pueden decir que es ciertamente buena o ciertamente mala. Es ciertamente ajena, impropia. Por ese camino involuntario caminé, llevado de las narices, arrastrado como un palo sin poder animarme. Tuve que resignarme a ser como ellos me ordenaban, a aceptar sus juicios y sus rechazos. A comprobar una vez más que no todos pueden ver más allá de su aliento. A ser víctima de un sistema que hace de gente como yo infelices zombis o incomprendidos. »

Y hay que tener el espíritu muy bien templado, tal vez como acero damasquino o más, para afrontar semejante fuerza… (Ignatius J. Reilly).»

Para la lectura online del libro (333 páginas):
https://www.yumpu.com/es/document/read/14615864/la-conjura-de-los-necios-pdf
© Editorial Anagrama

© George Boole News

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