Hoy en día, un buen director de empresas tiene nuevos retos internos y externos que enfrentar. El panorama comercial y social es cambiante y presenta nuevos desafíos que pueden presentarse de manera impredecible. El primer reto de un buen director empresarial, es adaptarse a una realidad cambiante, con criterio abierto a cambios necesarios. Las empresas requieren ser conducidas con criterio proactivo y preventivo, sus directivos deben estar preparados y formar a su personal, con liderazgos que ayuden a su adaptación en momentos de incertidumbre, inseguridad, fluctuaciones del mercado; entre otras. Las empresas necesitan líderes que afronten la incertidumbre con capacidad y compromiso. Precisan de directores con métodos e iniciativas para funcionar, adaptarse y recuperarse, pese a los cambios y la volatilidad actual.
Capacidad de liderazgo en diferentes escenarios
Un director de firmas comerciales necesita preservar la normalidad de las operaciones empresariales y recobrarlas con planes objetivos. También, planea previsiones operativas y presupuestarias, ante posibles escenarios de crisis.
Conducta ética que aumente el valor empresarial
La ética es un valor imprescindible en un director de empresas, las buenas prácticas resguardan la imagen de la compañía y protegen su patrimonio. Un director que impulse el cumplimiento de las normas y responsabilidades con el ejemplo, ayuda a que la marca y sus productos, cuenten con el mayor nivel de confiabilidad y preferencia.
Habilidad para priorizar oportunidades
Los directores actuales necesitan ser prácticos en la definición de prioridades, es una habilidad que les permite destacar los objetivos a alcanzar en un tiempo y con condiciones determinadas, con lo que facilitan el logro de metas corporativas importantes.
Actualización e iniciativa para preservar y potenciar recursos
Un buen director empresarial se informa de avances de la tecnología y aplica la innovación tecnológica en beneficio de su gestión, complace las expectativas de su clientela. Conserva el talento humano con formación permanente y acciones que salvaguarden la fuerza laboral, para el rescate de las operaciones y el aumento o cambio en la producción, en el tiempo preciso.
Amplia experiencia y conocimientos en el área
Los directores empresariales necesitan de amplia experiencia, conocimientos y permanente actualización de sus competencias para dar respuestas acertadas a las exigencias, cada vez más complejas, que se presentan en las organizaciones. Coloca en práctica todos sus conocimientos y experiencia. De igual forma, desarrolla la escucha y observación para ponerse al corriente de otras experiencias que le ayuden a generar más beneficios para la empresa.
Criterio propio con juicio flexible
Los directores de empresas deben contar con criterio propio e independencia, porque muchas veces se necesita de gerentes que no estén de acuerdo con el consenso en las decisiones. Es un hecho que permite que los departamentos o compañías tomen rutas más beneficiosas, cuando se cuenta con directores que saben escuchar y aceptar opiniones diferentes. La libertad para expresar criterios técnicos, es fundamental en toda empresa, donde es muy productivo contar con perfiles distintos y que prevalezca un criterio crítico con opiniones diferentes y una perspectiva más objetiva de la realidad, para alcanzar mejores resultados empresariales.