La prisionera política, María de Jesús Terrás Díaz, conocida como "Cuquita", condenada a siete años de cárcel por participar en las históricas protestas del 11 de julio de 2021, inició una huelga de hambre.
Díaz se encuentra recluida en el penal La Bellotex de Matanzas, donde se declaró en huelga de hambre para exigir que le permitan ver con mayor frecuencia a su hijo y mejores condiciones de atención médica.
Los familiares de la activista han perdido comunicación con ella desde que informó sobre el inicio de su huelga de hambre. Temen por su bienestar y responsabilizan a las autoridades por cualquier consecuencia que pueda sufrir.
Dianella Díaz, prima de la presa política, relata los últimos momentos en los que la pudo escuchar: "Ella (María) me había dicho ya que iba a plantarse si no le hacían el cambio de medida que está pidiendo. Eso es no comer, ni tomar agua”.
“Me llamó este lunes por la mañana y me dijo: 'te estoy avisando que no te voy a llamar más porque ya empecé eso'. Pero oí a un guardia que le preguntó: 'con quién estás hablando', y se colgó la llamada. No sé qué pasó, si le quitaron el teléfono. No se comunicó más conmigo".
La situación de Terrás Díaz, de 40 años, “es particularmente preocupante debido a su delicado estado de salud”, reiteró la familiar de la presa política.
La activista “sufre de cálculos renales, se encuentra extremadamente delgada y experimenta migrañas tan intensas que a veces requieren atención médica”.
A pesar de estas condiciones las autoridades han denegado repetidamente su pedido de un régimen carcelario menos riguroso que le permitiría cumplir el resto de su sentencia en un centro correccional abierto, con acceso a trabajo y estancias breves en su hogar.
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