Descubriendo Europa paramos en un país pequeño de Europa Central, llamado Eslovaquia. Con su población de 5.5 millones de habitantes es uno de los más pequeños países en el Viejo Continente, pero con su propia cultura y sobre todo su gran naturaleza, que muestra su carisma a sus habitantes y turistas.
La capital de Eslovaquia es Bratislava y el idioma oficial es el eslovaco, que pertenece al grupo de las lenguas eslavas. Visitando Eslovaquia pasamos por sus ciudades desde el oeste hacia el este del país. Vemos las iglesias señoreando las plazas que forman parte del centro histórico. Visitamos las catedrales y descubrimos verdaderas obras de la arquitectura.
Eslovaquia tiene mucha historia, cultura y también muchos monumentos y sitios que son Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Pero las joyas más grande de todas son, tal vez, los Altos Tatras, donde acuden muchos de los turistas no sólo ya de Eslovaquia sino que también de otros países europeos, sobre todo de Polonia y de la República Checa. El pico más alto de los Altos Tatras es el Gerlach con 2655 metros de altura.
Eslovaquia tiene muchas zonas verdes. Está caracterizada por su rica naturaleza, en donde se pueden hacer viajes cortos y largos paseando por los ríos, hacer camping y descubrir su fauna y flora.
En invierno normalmente hay mucha nieve y, en verano, sol con bastante calor. Las cuatro estaciones marcan el ritmo al que se mueve el año.
El país forma parte de la UE y la moneda oficial es el Euro. La mayoría de los eslovacos son católicos y practican su fe, lo que se puede ver en las iglesias llenas durante las misas los domingos.
Un pequeño país pero con mucho que ofrecer. Así es Eslovaquia, cada vez más descubierta por turistas de todo el mundo.
