Partiendo de la premisa de que velar por el buen estado de un edificio es responsabilidad de sus propietarios, vamos a centrarnos hoy en lo que se refiere a las reformas más comunes en las cubiertas o tejados.
Hay diferentes problemas que afectan a las cubiertas, pero, primero vamos a hacer dos distinciones básicas, atendiendo al tipo de tejado, los hay planos e inclinados. Tanto en un tipo como en otro, las averías más frecuentes se producen por el deterioro de los materiales con que se construyeron. Los cambios bruscos de temperatura, la lluvia, el paso del tiempo y un escaso o nulo mantenimiento, provocan fallos más o menos graves que si no se solucionan, pueden afectar al resto del inmueble, fachadas, suelos, techos, paredes... La estabilidad del edifico entra en juego cuando no se procede a analizar las causas del deterioro y su posterior trabajo de reforma. Tenemos que ser conscientes de que es una de las partes más expuesta a las inclemencias del tiempo, si haciendo caso a ello, revisáramos de forma habitual esta parte del edificio, evitaríamos la aparición de humedades, moho etc
Las lesiones más frecuentes que piden a gritos una rehabilitación de la cubierta son: rotura de la tela asfáltica, baldosas; aparición de verdín por excesiva humedad; mal estado de las juntas; desprendimientos...
En las cubiertas inclinadas: rotura y/o desplazamiento de tejas; presencia de vegetación; canalones dañados...
En el caso de las rehabilitaciones de cubiertas inclinadas, no solo tenemos que comprobar la parte exterior sino también el espacio que queda entre el techado de la planta última y el bajo cubierta. Muchas veces, el problema se genera en ese hueco.
Si advertimos cualquier anomalía, lo propio es contactar con una empresa de rehabilitaciones de cubiertas que, tras un análisis previo para averiguar la raíz del problema, proceda a su rehabilitación: impermeabilizaciones, sellado de grietas, desatascos de canalones y tuberías, goteras, humedades...
A modo de conclusión, es fundamental no dejar pasar el tiempo porque, de esta manera, lo único que conseguiremos es que la avería vaya a más y que afecte al resto de las partes del inmueble. Con lo cual, el presupuesto para su rehabilitación se incrementará. Y, no solo es lo económico sino que la salud de los que habitan el edificio puede verse afectada, ya sabemos los problemas que entraña la aparición del temido moho, sobre todo, en personas mayores y niños.