Numerosos informes médicos han dejado constancia en el siglo pasado, que la adicción a la cocaína era sólo un mito. Esta confusión acerca de las propiedades adictivas de la cocaína, surge, cuando se pretende comparar su adicción con los síntomas de abstinencia de la heroína. La diferencia es, que en el caso de la heroína, los síntomas son sobre todo físicos y muy evidentes, en cambio los de la cocaína son en primer lugar conductuales. En este sentido, hay que recalcar, que algunas de las más adictivas y peligrosas drogas no producen síntomas físicos muy severos tras el cese de su consumo, y el crack y la cocaína son claros ejemplos.
Si bien es cierto, que ambas sustancias son altamente adictivas, su abstinencia no produce los síntomas físicos como se da en el caso del alcohol o la heroína. El síndrome de abstinencia de la cocaína, comienza con depresión, ansiedad, agitación y recelo que algunas veces se convierte en paranoia, y por eso vuelve a consumir la droga como una forma de paliar estos síntomas.Si el consumo de cocaína o crack continúa, los consumidores pueden desarrollar tolerancia y dependencia. Cuando la cocaína se consume repetidamente, el cerebro se adapta y se vuelve cada vez menos sensible a esta sustancia, por lo que la dosis de consumo debe ser incrementada gradualmente para obtener los mismos efectos. Esto es la tolerancia.El adicto está atrapado. El problema o la situación que estuviera intentando resolver cuando comenzó a consumir cocaína se ha borrado de su mente. En este punto, en lo único que puede pensar, es en conseguir y consumir drogas. Por tanto, se pierde el control de este consumo y se ignoran sus gravísimas consecuencias y sólo el tratamiento llevado a cabo por profesionales, en un centro de desintoxicación, puede lograr una recuperación de esta enfermedad.
La adicción a la cocaína puede conducir a convulsiones, neuropatías ópticas, infarto cerebral, hemorragia cerebral, isquemia cerebral, atrofia cerebral e infarto de miocardio con isquemia y edema global del cerebro. Pero también, los efectos nefastos del consumo abusivo de cocaína, están fuertemente asociados con psicopatologías.
Los adictos a la cocaína sufren una serie de pérdidas cognitivas, particularmente de atención, solución de problemas, abstracción y memoria de corto plazo. Estos déficits, parecen corresponderse con deterioros neurológicos. Pero las psicopatologías más significativas, observadas en adictos a la cocaína, incluyen ansiedad, paranoia, depresión y trastorno bipolar, desórdenes que pueden predisponer al suicidio o a cualquier tipo de violencia y que se cree que contribuyen al deseo compulsivo de cocaína y a las recaídas en el consumo. Alteraciones que tienen procedencia neuroquímica y que pueden ―aunque no necesariamente―persistir durante meses o años después de la abstinencia en el consumo.
TRATAMIENTO PARA LA ADICCIÓN A LA COCAÍNA
Al igual que con cualquier adicción a las drogas, esta es una enfermedad compleja, que involucra cambios biológicos en el cerebro, así como un cambio en las relaciones sociales y familiares. Por lo tanto, el tratamiento de la adicción a la cocaína, debe ser integral y para ello se deberá evaluar las estrategias a desarrollar en los aspectos neurobiológicos, sociales y médicos, del abuso de drogas del paciente. Por otra parte, los pacientes que tienen una variedad de adicciones a menudo tienen otros trastornos mentales concurrentes que requieren intervenciones conductuales o farmacológicos adicionales.
La terapia cognitivo-conductual (TCC) es un enfoque eficaz para la prevención de recaídas. La TCC se centra en ayudar a las personas adictas a la cocaína, que mantienen la abstinencia.
La suposición subyacente, es que los procesos de aprendizaje, desempeñan un papel importante en el desarrollo y continuidad del abuso de la cocaína y la adicción. Estos mismos procesos de aprendizaje, se pueden aprovechar, para ayudar a las personas a reducir el consumo de drogas y con éxito evitar las recaídas. Este enfoque, trata de ayudar a los pacientes a reconocer, evitar y enfrentar; es decir, reconocer las situaciones en las que hay más probabilidades de consumir cocaína, y aprender a evitarlas cuando sea apropiado.
Esta terapia es notable, debido a su compatibilidad con una amplia gama de otros tratamientos, que el paciente puede recibir.
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