En el mundo de la alimentación, especialmente en el ámbito de los productos frescos, mantener una cadena de frío constante es una exigencia ineludible. En el caso de las frutas y verduras, este proceso es clave para conservar sus propiedades naturales, evitar el deterioro prematuro y garantizar la seguridad alimentaria en cada entrega.
Tanto en hoteles como en hospitales, supermercados, comedores escolares o residencias, la calidad de los productos frescos que se reciben depende directamente del cuidado que se tenga durante su transporte y almacenamiento. Por eso, trabajar con un proveedor que respete y controle estrictamente la cadena de frío es una decisión estratégica para cualquier empresa del sector alimentario.
¿Qué es la cadena de frío y cómo afecta a las frutas y verduras?
La cadena de frío es un conjunto de procesos logísticos que garantiza que los alimentos se mantengan en un rango de temperatura controlado y constante desde el momento en que se recolectan hasta que llegan a su destino final. En el caso de las frutas y verduras, esto se traduce en mantenerlas habitualmente entre 1 °C y 10 °C, dependiendo de la variedad.
Este control térmico es crucial, ya que las frutas y hortalizas son productos vivos, que siguen respirando tras la cosecha. Si no se conservan adecuadamente, aumentan su ritmo de maduración, pierden humedad y, con ello, sabor, textura y valor nutricional. Además, un cambio brusco de temperatura puede fomentar la aparición de moho, bacterias y otros agentes que comprometen la calidad del producto.
Qué se pierde cuando se rompe la cadena de frío
Romper la cadena de frío no solo implica una alteración en el aspecto visual de frutas y verduras. Las consecuencias pueden ir desde una simple pérdida de firmeza hasta la inhabilitación total del producto para el consumo. Esto no solo afecta al cliente final, sino que también representa pérdidas económicas importantes para el proveedor y para el negocio que los recibe.
Algunos de los efectos negativos más comunes son:
Descomposición acelerada y acortamiento de la vida útil
Aparición de manchas y deterioro en la piel de los productos
Pérdida de sabor, aroma y textura
Riesgo de contaminación microbiológica
Rechazo del producto por parte del consumidor
Ventajas de una cadena de frío bien gestionada
Un sistema de refrigeración controlado en todo momento permite que los productos frescos mantengan su calidad desde el origen hasta la entrega final. Estas son algunas ventajas directas de mantener la cadena de frío en frutas y verduras:
Conservación del valor nutricional
Mayor tiempo de vida comercial del producto
Reducción de desperdicio por deterioro
Cumplimiento normativo en seguridad alimentaria
Mejora de la imagen del proveedor y del negocio cliente
Grupo Gallego: garantizando frescura con una cadena de frío eficiente
En Grupo Gallego entendemos que mantener la cadena de frío no es un lujo, sino una necesidad. Por eso, disponemos de un sistema logístico completo con transporte refrigerado, cámaras de conservación y personal cualificado que cuida cada producto desde su entrada en almacén hasta la entrega final.
Nuestra flota de vehículos refrigerados opera los 7 días de la semana, lo que nos permite adaptarnos a las necesidades de cada cliente y mantener la continuidad del servicio sin interrupciones. Además, realizamos controles diarios de temperatura y trazabilidad para garantizar que frutas, verduras y productos de IV gama lleguen en condiciones óptimas.
Trabajamos con hospitales, hoteles, supermercados, colectividades y centros asistenciales en toda Andalucía, que confían en nosotros no solo por la calidad del producto, sino por el compromiso y el cuidado con el que gestionamos cada pedido.
Si tu empresa necesita un proveedor de frutas y verduras que respete cada etapa de la cadena de frío y ofrezca un servicio fiable y profesional, en Grupo Gallego estamos preparados para ayudarte. Escríbenos y descubre por qué somos sinónimo de frescura, seguridad y compromiso desde hace casi 40 años.
