
EL MICROCLIMA DE CANDELEDA Y EL AGUA DE SUS GARGANTAS, ELEMENTOS ESENCIALES DE PIMENTÓN EL SEQUERO
El Pimentón ahumado El Sequero se cultiva y elabora en la localidad de Candeleda, municipio abulense del Valle del Tiétar que limita al oeste con Madrigal de la Vera (Cáceres), al este con Arenas de San Pedro (Ávila), al sur con el río Tiétar y la provincia de Toledo, y al norte con las cumbres montañosas de la Sierra de Gredos.
Su término municipal, de más de 20.000 hectáreas, se caracteriza por albergar el mayor desnivel altimétrico de un municipio en la Península Ibérica -que arranca desde los 240 metros sobre el nivel del mar del lecho del Pantano Rosarito, hasta los 2.592 del Pico del Moro Almanzor- y un especial microclima con un régimen de lluvias semejante al de la Cornisa Cantábrica y unas temperaturas medias anuales de 16 grados centígrados, condiciones ideales para el cultivo de nuestro pimentón.
Estas especiales condiciones han permitido el desarrollo de una rica biodiversidad y una importante actividad y cultura agrícola y ganadera, con más de 2.000 hectáreas de tierras labradas, la mayor parte de ellas de regadío, que eran descritas por el Premio Nobel de literatura, Camilo José Cela, en su libro “Judíos, moros y cristianos”, en los siguientes términos :
“Candeleda tiene de todo, es como el arca de Noé de los tres reinos de la naturaleza, a saber: el animal, el vegetal y el mineral. En Candeleda se cría el tabaco y el maíz, el pimiento para hacer pimentón y la judía carilla, sabrosa como pocas. En Candeleda, a la vista de las nieves perpetuas, florecen el limonero, el naranjo y el almendro. Candeleda muestra fresnedas y robledales, higueras y piornales, castañares y olivares. En Candeleda hay cancho y praderío, huerta y majada, pan, vino y aceite. En el campo de Candeleda se enseña la glauca del piorno, la alba margarita de la manzanilla, la campánula rosa, morada y azul. En los balcones volados de Candeleda crecen el geranio y el clavel, la albahaca y el botón de rosa francesilla, el fragante dondigo que unos nombran dompedro y otros dicen donjuán, el nardo y el jazmín”.
Esta especial y privilegiada ubicación, regada por sus ricas gargantas que nacen en las cumbres de Gredos, permiten cultivar todo tipo de productos en sus feraces campos, entre ellos nuestro pimentón, elaborado en otro elemento típico que jalona su paisaje desde el siglo XVII, sus sequeros tradicionales de piedra y adobe, en los que llegado el otoño se procede a ahumar los pimientos una vez recolectados.
La Garganta de Chilla, que riega los campos en los que se cultiva el pimentón ahumado El Sequero, es una de las más grandes fisuras geográficas abiertas en la vertiente meridional de la cordillera de Gredos Enorme, agreste y larga, la garganta de Chilla tiene un desnivel positivo de ¡2000 metros!!, lo que hace que sus crecidas sean espectaculares, pasando de rios casi secos durante el verano a crecidas con una fuerza capaz de llevarse por delante puentes y otras obras de ingeniería.
La Garganta de Chilla pasa por “La Lagunilla”, de donde sacamos las aguas cristalinas para regar nuestros campos. Desde allí podemos ver “El Almanzor”, la cumbre más alta de la sierra de Gredos (2591metros de altitud).